Capítulo 1 El Azul Maya en Mesoamérica

3 El camino de las arcillas en el azul maya

Descubrir el secreto del azul maya es, en parte al menos, descubrir las arcillas que éste contiene. La presencia de las arcillas y del colorante derivado de la planta del añil es un hecho que se ha verificado a través de análisis científicos -- como la espectrografía mediante las transformadas de Fourier --, los cuales se detallarán más adelante en este libro. Éste capítulo analiza las fuentes, las cuales en ningún momento mencionan directamente la presencia de las arcillas en el pigmento azul maya. Es necesario por lo tanto revisar con mucho detenimiento las descripciones de los cronistas, cédulas reales, y otros documentos sobre proceso de producción para encontrar el camino de las arcillas hacia la producción del pigmento.

A continuación se incluyen algunos párrafos del capítulo.

Tiene una importancia fundamental para la historia de azul maya, así como para descubrir el secreto o el misterio que ha rodeado a esta sustancia, aclarar cómo y por qué existen las arcillas en el pigmento, porque es aquí donde han fracasado cuantos han investigado el tema. La existencia de las arcillas en el pigmento es un hecho, y así lo han demostrado los análisis científicos realizados; sin ellas sólo se tendría el índigo conocido en varios pueblos del planeta desde hace más de dos o tres milenios. Lo que nadie sabe es cómo llegaron a integrarse al pigmento, cuál fue el camino. Esto tampoco lo supieron sus creadores; sus métodos empíricos y su excelente sentido común debieron enfrentarlos a un hecho que analizaron una y otra vez y, sin saber cómo, consiguieron elaborar el pigmento azul maya después de innumerables pruebas.

¿Porqué los indígenas emplearon las arcillas, en qué parte de los procesos de preparación intervinieron y cómo llegaron a producir un pigmento de tan extraordinarias propiedades?

Para tratar de resolver estos problemas, los investigadores han propuesto varias soluciones sin que, hasta la realización de este trabajo, se hayan encontrado las respuestas.

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Francisco Hernández es quien, de manera muy indirecta por cierto, proporciona la primera clave para saber cual fue el camino de las arcillas al indicar cómo se obtiene el índigo (con color azul turquesa), según se desprende de la interpretación de una de las fases del proceso que señala en su texto.

Hernández tampoco supo que era necesaria la arcilla. Le bastó saber que los indígenas preparaban un "color" por medio de las hojas de la planta llamada xiuhquilipitzáuac.  Analicemos ahora el proceso para elaborar el pigmento, según lo indica Francisco Hernández:

La manera de preparar el colorante que los latinos llaman caeruleum y los mexicanos mohuitli o tlacehuilli, es la siguiente: se echan las hojas despedazadas en un perol o caldera de agua hervida, pero ya y sin haber pasado por el fuego; se agitan fuertemente con una pala de madera, y se vacía poco a poco el agua ya tenida en una vasija de barro o tinaja, dejando después que se derrame el líquido por unos agujeros que tiene a cierta altura, y que se asiente lo que salió de las hojas. Este sedimento es el colorante ; se seca al sol, se cuela en una bolsa de cáñamo, se le da luego la forma de ruedecillas que se endurecen poniéndolas en platos sobre las brasas y se guarda por último para usarse durante el año. 2

La lectura cuidadosa del párrafo indica que los indígenas sólo mezclaban hojas y agua en un recipiente. Sin embargo, llama la atención de que Hernández anote la existencia de un sedimento, porque quien haya practicado un remojo de hojas en agua habrá observado que el sedimento resultante es insignificante. Aquí, por el contrario, según los sugiere el autor, debe ser abundante, tanto que queda material suficiente para hacer unas " ruedecillas" que primero se ponen a secar al sol y después a las brasas.

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Pero algo más importante puede deducirse de lo anterior. Como en ningún momento Hernández mencionó que fuera necesario agregar lodo, tierra o barro alguno durante el proceso- y a pesar de ello se obtiene un sedimento tan abundante que origina la formación de unas "ruedecillas", esto significa que las arcillas sólo pueden y deben estar presentes en el agua empleada. ¿De que otra manera podían haberse incorporado los silicatos durante la preparación del pigmento?

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La solución al problema de las arcillas es tan sencilla que parece increíble. Por esta razón nunca se menciona una sola palabra en ninguna crónica. Además, para los indígenas era un procedimiento natural el empleo de un agua turbia. Nunca supieron que contenía arcillas ni que éstas fueran necesarias.

OTROS TESTIMONIOS HISTÓRICOS ACERCA DE LAS ARCILLAS

Existen más noticias en torno al mismo asunto del azul maya.

Después de conocer el dato fundamental y decisivo de cómo se incorporaron las arcillas al índigo del añil, era imprescindible investigar si era posible comprobarlo con las noticias que contienen otras fuentes. De esta manera, al examinar con mayor cuidado la obra de Sahagún, en el apartado sexto del capítulo XXV del libro X, el autor se refiere a las mujeres que " embarran las cabezas", mientras que en el texto náhuatl del Códice Florentino la primera palabra del mismo párrafo es Siuhquilnamac (sic por Xiuhquilnamácac), la vendedora de xiuhquílitl, o sea el añil. Esta mujer es considerada como boticaria o vendedora de medicinas, panamácac; según el Vocabulario de Molina la palabra deriva de pa-tli = medicina y nama-ca = vender.

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En su obra existen varias noticias de importancia fundamental que enriquecen la historia del añil xiuhquílitl o xiuhquilipizáhuac, como lo denominaron Sahagún y Hernández en sus obras. Cuatro de tales noticias son muy valiosas. La primera consiste en una cédula de Felipe II, emitida el 13 de julio de 1558, en la que se solicita el envío de informes acerca de la "yerba o tierra" con que tiñen los indígenas sus telas de lana y de algodón en color azul, ya que interesa saber de ella porque así se evitaría la importación del "pastel" y " fuese en cantidad que se pudiese traer a estos reynos y vastase para los paños que en él se labra, sería una cosa de gran ymportancia y se escusaría de traer de Francia, ni de otro reino el pastel ". Líneas adelante, también se solicita la realización de pruebas suficientes para cerciorarse de las bondades de la "yerba o tierra" y que se mande una buena cantidad de ella para hacer ensayos en España. Se pide también "el orden que se tiene en hacerlo", esto es, el método de preparación de ese colorante. 6

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La última cita, que confirma la formación del sedimento debido a la calidad "gruesa" del agua con que se preparaba el añil, procede de Historia Natural del Reyno de Guatemala, de fray Francisco Jiménez, libro escrito en 1722 y citado por Rubio Sánchez. Leamos.

Xiquilite. Es una yerba o arbusto de que en aqueste Reyno de Guatemala se sacan muchos intereses, en el añil que del sacan y se lleva a Europa en grandes cantidades. Sácanlo echando la yerba en remojo, y después batiendo aquel agua, y en estando ya de punto, se cuaja la tinta echándole un poco de agua en que se ha tenido la hoja de un árbol que se llama tiquilote en remojo. Y se asienta toda en el fondo de la pila y sacada el agua, sácanla como lodo, y puesta a distilar en coladeros, la ponen a secar al sol, y no tiene más beneficio. 9

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De esta manera queda comprobado, en forma definitiva, cuál fue el camino que siguieron las arcillas en la constitución del azul maya; su presencia en el agua queda confirmada tanto por la realidad de los análisis científicos como por la irrebatibilidad de las fuentes históricas, las cuales siempre contuvieron el dato. Sólo hacía falta interpretar adecuadamente las palabras de los cronistas mediante una lectura cuidadosa. Además, la producción del índigo por medio de agua destilada, sin arcilla alguna, produce el colorante puro, pero éste nunca formará el azul maya porque no cambiará al color azul turquesa. La fórmula del colorante puro, preparada solamente con hojas de añil, se incluye en el apartado correspondiente; se propone para efectos de calibración de algún aparato y así obtener la gráfica necesaria que servirá para compararla con las que se obtienen tanto del pigmento arqueológico como del nuevo azul maya, según hemos denominado al que puede conseguirse con hojas de añil, arcillas y agua químicamente pura. Las propiedades de este último pigmento son idénticas -en lo referente a la resistencia a los ácidos y álcalis, así como al color-, a las del azul maya precolombino.


De Bonampak al Templo Mayor
Pagina del Pigmento Azul Maya por Constantino Reyes-Valerio